La universidad no se limita a su campus, sino que se extiende a los territorios, llevando sus esfuerzos y recursos directamente a las comunidades. Nuestro compromiso se manifiesta en la presencia activa tanto en contextos rurales como urbanos, desarrollando proyectos que responden a las realidades y necesidades específicas de las comunidades con las que trabajamos. Este enfoque territorial permite que la universidad sea un agente de cambio, sensible y adaptativo, que reconoce las particularidades de cada contexto. En este proceso, promovemos un diálogo de saberes entre el conocimiento académico y los saberes ancestrales, locales y comunitarios, enriqueciendo mutuamente las formas de comprender y transformar la realidad. Así, construimos una universidad abierta, incluyente y comprometida con el aprendizaje recíproco y con la transformación social.